En mi último artículo os hablaba de un doble fenómeno que se había producido en la presente edición de la Behobia San Sebastián. Por un lado, encontramos menos corredores en los primeros tramos de ritmo (los ritmos más rápidos) y, por otro lado, encontramos más corredores en los últimos tramos de ritmo (los ritmos más lentos). El punto de inflexión se sitúa en el tramo 1h50 – 2h00. Hoy mismo Gabriel publicaba un interesante artículo analizando a los Gipuzkoanos y Navarros más rápidos y demostraba cómo, a nivel individual, los primeros habían sido más rápidos que en ediciones precedentes. Sin embargo, a nivel colectivo, los datos hablan por sí mismos.
Con este artículo pretendo arrojar luz sobre lo que viene ocurriendo en los últimos años, sobre ese aumento de finishers en la parte baja de la tabla.
Este es el resumen visual de las últimas 40 ediciones, desde 1979 hasta 2018:
El año más lento y el más numeroso en participación es 2015, con 26.498 finishers (válidos) y un ritmo medio de 337 segundos por kilómetro, esto es: 5:37.
En el otro extremo, encontramos a la edición de 1980, la menos numerosa con 363 finishers y la edición de 1988 con un ritmo medio de 228 segundos por kilómetro, esto es: 4:28 y 382 finishers.
Mi teoría sobre el fenómeno del running, sobre el boom del running es que ha existido una doble popularización o una popularización doble en esto del correr. Por un lado, correr se ha popularizado en el sentido en el que cada vez más gente practica este deporte y cada vez más gente se apunta a las cada vez más numerosas carreras. Por otro lado, la gente (en mi modesta opinión), se lanza a correr carreras con menos preparación y de ahí que los ritmos medios crezcan y las carreras se vuelvan más lentas. Las carreras son cada vez más populares (más gente y ritmo más lento). Creo que se le ha perdido algo de respeto a este deporte y esto se hace más evidente en el maratón. Ojo, que correr a 4, a 5 o a 6 el kilómetros es perfectamente válido y respetable y, según las circunstancias, tiene más mérito alguien que acaba una media 3n 1h45 que otro que la acaba en 1h25.
No podemos olvidarnos de las tan influyentes condiciones meteorológicas. Temperatura, humedad y viento son factores que pueden condicionar mucho el desarrollo de una carrera. ¡Qué nos lo digan a lso que corrimos la BSS en 2015! Aquí tenéis los datos de AEMET para las últimas ediciones.
Hoy quiero señalar un tercer efecto y es el de el efecto 50/50/25 o el aumento de la participación femenina en la BSS. Tal y como señalé en un artículo de esta misma semana, la participación femenina ha ido creciendo en términos relativos años a año y se encamina hacia el objetivo de la paridad (a mi modo de ver utópico pero igualmente necesario).
Si analizamos los tiempos por categorías (masculina – Mas. y femenina – Fem.) entre 2015 y 2018, obtenemos estos histogramas para hombres:
y para mujeres:
Si juntamos los dos, váis a ver mucho más claro a dónde quiero ir a parar:
La campana de las mujeres está claramente desplazada hacia la derecha (ritmos más lentos). Por lo tanto, a medida que vaya aumentando la proporción de mujeres, la carrera se irá haciendo más lenta más allá de las incidencias meteorológicas. Estos 3 fenómenos (la doble popularización y la mayor participación femenina) explican el aumento de finishers en la parte baja de la clasificación. Siempre hablando de ritmos medios globales.
Hasta pronto.
7 Comments
Gabriel
Gran trabajo, Iulen, que sirve para sacar conclusiones concluyentes.
Iñigo Eseverri
No lo puedo argumentar con datos pero no estoy de acuerdo con la afirmación de que la gente se lance a correr carreras sin estar preparado. Hoy la mayoría de corredores siguen un plan de entrenamiento o incluso tiene un entrenador personal. Siempre se puede estar mejor preparado pero antes los corredores no estaban mejor preparados y sin duda contaban con bastantes menos medios. En el fondo y a todos los niveles, se trata de adaptar tu ritmo a tus circunstancias.¿Que significa no estar preparado?
Lo que si ha sucedido en mi opinión es que las carreras se han popularizado y ahora corren corredores buenos, medios y menos buenos. Ahora la muestra de corredores de la behobia se parece mucho más a la sociedad en la que vivimos por ser mucho más amplia y representativa aunque aún falte un camino que recorrer para llegar al 50/50. En los 80 corría básicamente la gente que practicaba atletismo.
iulennyc
Me refiero, sobre todo, al maratón. A esas personas que de empiezan a correr y dicen: “voy a correr el maratón”. Creo que una distancia tan exigente exige varios años de preparación y de adaptación del cuerpo. Mi opinión es que nos quieren vender que cualquiera puede correr un maratón y a mí me parece que no es así. Al menos de la noche a la mañana.
Efectivamente, hoy en día hay más conocimiento y está más accesible casi para cualquiera.
Gracias por tu punto de vista.
marco
228 segundos es 3’48″/km, si no me equivoco. y es una barbaridad… en esos años,¿era popular? o ¿solo había tiempos de los pros? es que si no, no me lo explico…
iulennyc
Todo lo popular que pudiera ser una carrera en 1988. Los datos que ofrecía la BSS en su página Web hasta hace unos meses, daban solo 382 clasificados. Me pareció raro pero, al comprobar que los tiempos iban hasta 1:57:19, los di por buenos.
Es una media estratosférica para una carrera como la BSS.
Xabier
Otra discusión podría ser la de ser finisher. Es decir, qué sentido tiene “buscar” ser finisher de algo?
Terminar una maratón en 5h (es decir, a más de 7’/km) tiene algún sentido?
iulennyc
Por ahí es por donde iba mi comentario. Para mí, claramente no. Personalmente no me llena eso. Puedo ser feliz sin ser finishers. Y considero que no se es más o menos que nadie por haber finalizado un maratón o no. Le otorgo más mérito a un sub40 en un diezmiles que a acabar un maratón en 5 horas. Es mi opinión.